miércoles, 15 de agosto de 2007

2.- El fundamento de la iglesia: las Sagradas escrituras

La lucha de la iglesia Católica contra Satán, brujerías, maleficios, etc, viene ya desde el principio de los tiempos y la base y apoyo principal de la iglesia siempre ha sido la Biblia o la sagrada Escritura, en estas escrituras mucho se habla sobre el carácter ilícito de los cultos a Satanás, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. El punto central de la condena de la Biblia es la conciencia de que estos cultos implican un rechazo del único y verdadero Dios. Efectivamente, lo que está en juego es el señorío de Dios sobre su pueblo: "Yo, yo soy el Señor, y fuera de mí no hay salvador" (Id 43, 11). Al establecer su alianza con el pueblo de Israel, el Señor le había mandado: "Al Señor tu Dios temerás, a él le servirás, por su nombre jurarás. No vayáis en pos de otros dioses, de los dioses de los pueblos que os rodean, porque un Dios celoso es el Señor tu Dios que está en medio de ti. La ira del Señor tu Dios se encendería contra ti y te haría desaparecer de la luz de la tierra. No tentaréis al Señor vuestro Dios como le habéis tentado en Massá" (Dt 6, 13-16). La historia de la salvación sitúa a Israel en una relación totalmente particular con el Señor: se ha revelado como el verdadero Dios, el único capaz de liberar y de salvar al hombre.

La condena veterotestamentaria permanece intacta en el Nuevo Testamento. Más aún, precisamente al comienzo de la misión de Jesús, es recordada con fuerza: "Dícele entonces Jesús: "Apártate, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, sólo a él darás culto" (Mt 4, 10). La lucha de Jesús contra Satanás y contra el pecado, sus curaciones y milagros, su muerte y resurrección libran al hombre de las potencias demoníacas, del mal y de la muerte. Los escritos apostólicos recogen con fuerza la condena de las brujerías: "Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordias, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios" (Ga 5, 19-21).

No hay comentarios: